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cardiología

vértice

(escuchando Trent Renzor and Acticus Ross, bso the social network. qué ganas, por todos los dioses, qué ganas)

Van Morrisson decía que habría días como estos. días en los que parece que el vértice de las cosas está justo bajo tus pies. que el único camino que se plantea es el que cambia de dirección. días en los que intentas comprender qué te ha llevado a que el camino cambie así, cuando tú pensabas que ya, que era todo una línea más o menos recta, pero no logras averiguarlo. y, tal vez, si lo hicieras, tampoco importaría mucho. porque no se trata de averiguarlo, ni siquiera de solucionarlo. sólo de decidir qué vas a hacer, quedarte sentado mirando como pasa el tiempo, dar la vuelta y volver por dónde has venido, o dar un paso más y traspasar el ángulo que forma ese vértice. no hay más. la primera es sencilla, pero ineficaz. los granos de arena caen y las arrugas aparecen en un cuerpo que se queda como una caja vacía, sin ruido cuando la agitas, sin ritmo, sin carcajadas, ni siquiera una sonrisa. la segunda, regresar, es dar el camino por imposible, dejar que te venza la dificultad, querer que los granos de arena vayan hacia arriba. las fotos de tu vida ya están tomadas y cada neurona gastada está gastada para siempre. no se puede recuperar. la tercera, seguir andando, es la más complicada, porque implica esfuerzo, readaptación, cambio de rutinas, desenmascarar fantasmas, salir de la escafandra para que todo te active de nuevo. sin embargo, continuar puede llevarte a cualquier sitio, incluidas las dos opciones anteriores. que te encuentres con un vértice y lo tomes abre ante ti un abanico de consecuencias inesperadas. incluso puedes encontrarte de nuevo en la salida para volver a recorrer el camino otra vez, eso sí, cargado de experiencias. entrar en el vértice y traspasarlo es todo un logro, uno de esos instantes que hacen que sepas que esto vale la pena, y que te dejan gratamente sorprendido. aquí ya no hay ni términos ni condiciones, sólo un mensaje positivo. sé feliz. después, el vaso estará siempre lleno.

todos me conocen. todo el mundo. yo, en cambio, no he conseguido conocerme todavía. Bette Davis, Eva al desnudo.

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